Tuesday, May 29, 2007

Azul & carmín



Obligado a transcurrirse junto a la humedad

Parte los labios para poder curarlos

Se obliga a lamer el rojo carmín

Y se rehúsa a cumplir las promesas conjuradas bajo la sábana


Obligado por las circunstancias

Parte los labios para evitar las sonrisas

Parte la lengua en bicéfalas versiones

Y se obliga a creer dos historias contrapuestas


Asesino de plagas venenosas

Se disfraza de ave de rapiña

Pinta bicolores los sinónimos

Para salpicar de azul el carmín agrietado
Fotografía: Brenda Ledesma

Noemí Mejorada at 10:27 PM

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Monday, May 28, 2007

Horas muertas






Es la penumbra que se escapa de un pequeñísimo rincón; la sensatez que no deja de pasear sus sucios dedos por el borde de la sábana.

Es el sabor dulzón de la mañana y el arrepentimiento empapado de horas nocturnas.

Es la razón por la cual no nos hemos atrevido a soñar; el motivo que nos ha obligado a brincar de invierno a invierno.

No nos queda sino el solsticio para los minutos muertos.

Son las variaciones en el tiempo y el espacio; los astros que chocan en el universo y lo modifican todo.

Son las bipolaridades que saben a azúcar con sal; el cartucho que se corta en el centro de una mueca torcida.

Es el camino que siempre lleva de vuelta; los pasos que caminan hacia atrás.

Es el resplandor del lenguaje amordazado sin mesura; las sonrisas que se esconden tras un par de labios disecados.

Es el principio y el final; la distancia ampliada a discreción; el murmullo acallado a golpes secos.




Fotografía: Lilya Corneli

Noemí Mejorada at 11:19 PM

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Sunday, May 13, 2007

Nubes de verano



Sobre mi cabeza las nubes multiformes se atiborran las bocas de risa. Ahora son un pez, ahora una flor. Ahora una sonrisa. Ahora un arcoiris de un azul intenso...

La tarde es realmente una maravilla; y en el cielo, donde lo infinitamente imaginable, es posible, el viento cumple a manos llenas todos sus caprichos.


Imagen: Salvador Dalí. Pareja con las cabezas llenas de nube

Noemí Mejorada at 10:40 PM

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Friday, May 04, 2007

Tintineo

Otra vez suena el torrente sobre el tejado; suena fuerte, y yo bajo las escaleras para observar la lluvia desde la ventana. Corro la cortina y la humedad empaña el cristal. A lo lejos puedo observar la silueta de un hombre que camina lentamente. Poco a poco se acerca y logro ver en su mano derecha un cigarrillo empapado. El hombre levanta la mirada y pretende jalar una intensa bocanada. Al parecer no se ha percatado de la lluvia. O quizá sea un pobre loco. Pero se detiene frente a mi ventana y me mira directo a los ojos, y yo a él.

Así permanecemos durante un largo rato, mirándonos el uno al otro. Sonrío, pero su rostro no modifica en lo absoluto su rudeza. Parece que no es a mí a quien ve. Supongo. Entonces mi sonrisa se deslava con la lluvia y me pongo muy seria; tan seria como él, como si quisiera ser cómplice de su tristeza. De pronto me doy cuenta de que, entre los dos, se ha formado una especie de lenguaje silencioso, de palabras que vuelan entre las gotas de lluvia como mariposas. Es un puente, y nos une como lo hacen los puentes con los fragmentos de tierra separados por un oscuro abismo.

No se cuánto tiempo ha pasado, solo sé que la tormenta se ha convertido en un hermoso tintineo. Las gotas de lluvia que chispean resbalan por el puente imaginario. El humo que se desprende del cigarrillo mojado es cada vez más intenso; nuestro puente parece indestructible.

Después de que el hombre se fue, yo me quedé observando la lluvia y el tintineo de sus gotas de agua. Prendí un cigarrillo. Mañana mismo cruzaré el puente.


Fotografía: Katja Chernova

Noemí Mejorada at 8:43 PM

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Tuesday, May 01, 2007

Doble Verónica



Mirando hacia los dos lados de la calle se encuentra Verónica. Salió hace más de una hora del trabajo y lleva ahí ya casi cuarenta y cinco minutos; no se decide hacia donde debe ir. Y observa, a la lejanía, el camino empedrado que la llevaría hasta la puerta de su hogar; y mira, hacia el otro lado, una larga línea de vagones de un tren en desuso. Pero la indecisión la atormenta, se ha filtrado en cada minuto que gira dentro de su reloj.

El empedrado forma una calle larga irregular. Verónica la ha atravesado infinidad de veces a las 4:00 p.m. por veinticinco minutos. Y siempre la lleva a la puerta de su casa, y siempre desea no tener que encajar la llave en la cerradura. Porque sabe que las sombras que proyectan sus muebles en las paredes blancas con verde en el interior, son y han sido siempre las mismas justo a esa hora del día.

Hoy la he observado. Verónica, con su cabello recogido y una falda amarilla. Sus pies inmóviles, las manos apretando fuertemente su bolsa. Saca un pañuelo de bolsillo y seca una ligera lágrima que ha decidido humedecer su rostro. Hoy Verónica no recorrerá, por primera vez en diez años, el largo e irregular camino empedrado. Deja caer al suelo el pañuelo y gira hacia los vagones grisáceos. Su figura se pierde entre los cajones gigantescos. A Verónica no se le ha vuelto a ver nunca más.
Foto: Lilya Corneli

Noemí Mejorada at 10:39 PM

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