Thursday, February 08, 2007

Cotidianeidad


Mientras tú te recostabas de lado y apoyabas la cabeza en nuestra cómoda almohada de plumas, yo me subí los pantalones en tres dobleces para meter mis pies a calentarse en la tina de baño. Te mande un saludo desde allí pero no me viste porque tu espalda, delineada por las acostumbradas curvaturas, se encontraba frente a mí.

Saqué un pie silenciosamente y lo sequé en el tapete gris. Luego hice lo mismo con el otro. Pero el frío volvió a congelarlos. Casi sentí como se re-re-squeb-b-brajaba el hielo en pequeños fragmentos sobre la duela. Y me puse mi camisón de seda.

Si no hubiera saltado a la cama, quizá no te habrías despertado y perdido la página que cautelosamente guardabas en sueños con el pulgar derecho. Lo lamento, olvidé los separadores de papel reciclado en la paquetería del supermercado.

Pero te quiero, y adoro esa forma tuya de separar las hojas de los libros con el pulgar derecho. Ojala tú adores la manera en que yo lo olvido todo; y las sorpresas que me hacen dar un salto en la cama cuando recuerdo, de manera inesperada, que adoro esa forma tuya de hacerlo todo.

Puedo observarte a través del espejo mientras duermes. Estratégica ubicación para no perderte de vista ni en mis sueños. Saludable cotidianeidad que permite que tú y yo, sigamos dando vueltas para siempre dentro del mismo círculo.

Anoche y hoy ha hecho más frío que de costumbre. A mí me encanta ser sorda.

Tengo frío… y no he podido dejar de escuchar que, en medio de esta espesa oscuridad, intentas decirme algo. Pero tengo los oídos entumidos, y prefiero cerrar los ojos y esperar a mañana. Esta noche no voltearé al espejo; tengo miedo de haber adquirido la habilidad de leer los labios. Esperaré a mañana, porque tengo la impostergable tarea de licuar, sin falta, un kilo de papel.

Ah! también puedo besarte mientras duermes y disfrutarlo como se disfruta una mañana y un arcoiris.

Mimí



Foto: Lilya Corneli

Noemí Mejorada at 2:59 PM

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