Thursday, February 21, 2013
La hechicera
-¿Alguna vez has ido al cine?
-¿Porqué susurras?
-Por qué así es como se habla
cuando estás en el cine. ¿Has ido o no?
-No.
-Entonces este ejercicio nos caerá
bastante bien. Guarda silencio y siéntate en esta silla. Yo me sentaré a tu lado, vamos a estar
calladas un buen rato. Es un ejercicio complicado, pero sirve para acercarnos
al punto. Voy a apagar la luz.
-¿Al punto? Mmm… está bien… [Silencio]…
-Quiero que te fijes en la manera
en la que la luz se refleja en el rostro de las personas y….
-¿Cuáles personas? ¡Si sólo
estamos tú y yo! Además la luz está apagada, así que…
-Si no estás concentrada no vamos
a lograr nada. Si te fijas bien, te darás cuenta de que la luz de la pantalla nos pega directo en la cara
y hace que se formen unas sombras de colores. Es algo inexplicable, porque
regularmente las sombras son de color negro. Pero aquí, en el cine, las sombras
son de colores, se pegan a todas las cosas, parece que tienen vida; reptan y
pueden subir hasta el techo.
-No te lo creo.
-Es normal que no me creas, debes
experimentarlo tú misma… ¡una sombra verde! ¡Mírala, se contonea como serpiente!,
estar en el cine es maravilloso, es un gran invento, el más grande, diría yo. Ahora
quiero que te fijes muy bien en el hombre que está en la pantalla; es John
Cusack, siempre he estado enamorada de él. Si algún día me caso, será con él.
-¿Es norteamericano?
-Sí, míralo, tiene lo suyo. Emana
paternidad ¿no crees?, y curiosamente yo estoy buscando al padre de mis hijos…
ya me callo, que se acerca la mejor escena.
…
Con la espalda recta, Isabel
intentaba mirar en la oscuridad. Al principio se había sentido como si
estuviera dentro de la boca de un lobo, pero con el tiempo sus ojos fueron
acostumbrándose hasta alcanzar a distinguir siluetas y uno que otro objeto. Enfrente
de ella apareció una fila de personas que miraban atentamente a la pared, y se
sorprendió cuando, como por arte de magia, se encendió una gran pantalla blanca. Poco a poco fueron dibujándose en ella
una playa con un mar muy azul y, en un malecón poblado de palmeras, un hombre
de camisa beige, sombrero y lentes oscuros hablaba con una mujer. Parecían
tranquilos, reconfortados. El sonido de las olas golpeando la arena llenó sus
oídos y casi podía sentir la brisa bañándola por completo. ¡No podía creerlo! El
hombre de la pantalla se talló el rostro y como si despertara de un sueño se
encontró en una habitación sucia, casi derruida. Una sensación de profunda
tristeza se apoderó de ella y mientras Cusack (pues supuso que aquel hombre era
John Cusack) lloraba, unas gruesas lágrimas comenzaron a correrle por las mejillas.
De pronto, la
pantalla comenzó a desmoronarse y las personas que minutos antes habían
aparecido frente a sus ojos, se derritieron como cera caliente. Julia encendió
la luz y miró fijamente a Isabel.
Entonces supo que esa era la magia de la que le habían
hablado aquellos hombres justo antes de subirse al barco, y fue debido a una profunda curiosidad que se propuso buscar a Julia en aquella remota ciudad. Deseó nunca
separarse de ella, ser su aprendiz y dominar su arte. Y así fue como decidió
quedarse para siempre a su lado y nunca más volver a su país. De cualquier
manera allá sólo había polvo, telarañas y días en los que nunca pasaba nada.
Labels: Cine, hechizos, magia, mejores amigas
Noemí Mejorada at 4:42 PM