Thursday, September 06, 2007
El basurero de la historia universal
María salió (María soy justamente yo; me encuentro de pie con las manos sobre el pecho y tengo los ojos cerrados) una noche a seguir sus propios pasos. Aquella movilidad involuntaria, independiente e insegura, la condujo durante varias horas hacia cualquier parte. Y caminó. Era una noche oscura, la llovizna, menuda y constante, le resbalaba por la frente y el pecho. Y caminaba. Su vida se había quedado como suspendida desde hacía varios años; se le había enmarcado como cuadro ornamental en las puertas de la cocina de su departamento. Sus pensamientos (todos ellos) resbalaban hasta el piso y, ahí, se confundían con la verdura que, silenciosa, se defendía del peligroso piso azul dentro de las oscuras bolsas de supermercado. A María no le gustaba ese retrato porque de joven había soñado con ser una elegante bailarina.
Pacientemente caminaba mientras tiraba del hilo. Y las imágenes se le salían de los ojos; se precipitaban con rapidez hacia afuera, para luego regresar rápidamente a su sitio: el colegio, las líneas rojas y azules de aquel uniforme en el que se enfundó durante tantos años, el árbol donde se sentaría cuando niña a pensar por vez primera en el amor. La sangre escurriendo de su espalda tras aquella caída, y la risa sofocada por el intenso dolor cosquilleando. Los collares de flores moradas y las noches con sabor dulzón. El blanco redondo de la luna bañando con su luz aquel par de ojos recostados sobre el cofre de un auto abandonado y el oloroso y primer maravilloso beso. Y apareció también, en todo su esplendor, la imagen construida desde la infancia, de una manera arbitrariamente imaginaria, del monstruoso espectro del abismo, aquel extraño ser que con sus garras arrastraba a su propio fondo todo aquello que pasara frente a él. Y María se quedó parada (como estoy en este instante), observándolo de frente, y dejándose observar por él. Hasta entonces María no había creído nunca en su invisible poder. Hasta entonces, es decir, hasta esa noche cuando, seducida por la mirada oscura de aquel imaginario personaje, se tiró de frente a un profundo río…ese gran río que a menudo han llamado el basurero de la historia universal, o el sitio en donde el tiempo se fragmenta en millones de gotas sueltas.
Noemí Mejorada at 8:47 PM
10 Comments
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at 8:59 AM
Vala Sailhin said... Para mí gusto, lo mejor que ha escrito usted!! Acertado el afán por hacer de imagenes cotidianas asideros y anclas...y los recuerdos...hermosa, usted lo ha logrado, no puedo yo decir más... Quién asegura que la memoria podría regresar un poco de pasado!!! Lo sostengo: "es usted la mejor..."
Te amo-
at 1:37 PM
sirako said...
a mí me costó. voy a regresar a leerlo de noche, ahorita hay muchs ruidos que quieren meterse a tu escrito.
me gustan los recuerdos.
no me gusta aventarme al río. ¿eso será malo?-
at 10:07 PM
Juan Carlos Gutiérrez Mercado said...
Pues heme aquí señorita Beauvoir, porque ya se le extrañaba, y también a sus escritos.
Pues mucha ¿melancolía? pero si es un texto muy evocativo de desechos. Seguiremos leyéndonos.
Cuidaos mucho Beauvior!!!-
at 3:16 PM
sirako said...
confieso que en esta segunda lectura. todo ha sido más claro... ¿hasta dónde es maravilloso perderse?
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at 9:25 PM
Noemí Mejorada said...
Sirako: Ese gran basurero es el lugar más cotidiano de la historia. Hay quienes aún viven ahí. Si algún te encuentras de frente al monstruoso y seductor espectro, tira de la cuerda. Siempre será mejor perderse que caer con él.
Juan Carlos: Hola, he visitado tu blog y nada nuevo... espero que pronto escribas algo. Gracias por la visita, y espero seguirte recibiendo por acá... Saludos!
Reina: Muchas gracias!!! a mi me gusta la memoria precisamente porque no nos trae el pasado, sino las imagenes que contruimos de él. Y soy muy buena imaginando. Tú también. La memoria nos da muchas oportunidades para el retoque; y el pasado, así, puede ser menos gris o menos colorido, según se desee...
Te quiero!-
at 10:57 AM
Juan Carlos Gutiérrez Mercado said...
Octavio Pazita dijo alguna vez que la Historia no se parece en nada a la historia de las vidas privadas (yo diría íntimas). El basurero de la idem universal, sin embargo, es maravilloso porque permite que uno se reencuentre con esas construcciones, retazos de algo que no nos ata al pasado, como bien dices, y que sí nos permite revivir el collage de nuestras memorias.
Acerca de mi blog, el miércoles viene la enésima parte del Manifiesto Infrahuevón. Aceptamos miembros.
Saludos!!!-
at 8:37 AM
Juan Carlos Gutiérrez Mercado said...
Jajaja! El Manifiesto Infrahuevón es parte del Movimiento del mismo nombre, donde prácticamente nos burlamos de los pseudo artistas que pasan la mayor parte de su vida elaborando la obra que revolucionará el arte. El problema de esos monos es que le vida se les va en en eso y nunca en trabajar, y lo poco que hacen es una repetición mala de lo que ya existe. Para más informes ver http://laultima-tentacion.blogspot.com/search/label/Manifiesto%20Infrahuev%C3%B3n
Buena semana y hasta pronto...-
at 2:05 PM
said... Hola hermana!! yo siempre leeo lo que escribes aunque no siempre te lo digo...siempre me gusta todo y mucho!!!!
Aquí estoy siempre presente.
te quiero muchooooo.
Aimeé-
at 7:31 PM
Noemí Mejorada said...
Aimeé!!! muchas gracias, yo también te quiero mucho... y que lindo que simpre vengas a leer el blog... Besos muchos...
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at 3:00 PM
said...
TU BLOG MUTÓ!
el mío también... jejeje
