Monday, April 30, 2007

El Museo de la Rendición Incondicional


La linda niña barroca me ha pedido que transcriba la página 123 del libro que estoy leyendo. Pensé en transcribir La gran matanza de gatos y otros episodios de la historia de la cultura francesa, pero al leer lo que había en la página 123, me pareció que sería aburrido, aparte de incomprensible para quien lo lea. Así que preferí transcribir ese mismo número de página, pero del libro El Museo de la Rendición Incondicional, que tiene una prosa muy linda, y que me parece que sería más placentero que leer teoría mocha de Robert Darnton. Es un libro sobre migrantes, imágenes, recuerdos, olvidos... Aquí está:



" Su nombre era Hombre del Agua, un ser misterioso que vivía en el arroyo y que se llevaba al fondo a muchos niños curiosos. Temblando de miedo y de un dulce temor me deslizaba por la espesura, me escondía entre los verdes helechos del río, desmenuzaba con los dedos excitados el barro húmedo y observaba con atención el agua amarilla esperando una señal Suya.


Entre estos dos mundos, peligrosos y emocionantes que acechaban detrás de las fronteras me dirigí a un tercero, al primer curso de la escuela primaria.


La zona gris del olvido


Tu me escribes a mi para ti, y yo escribo sobre mí para ti, dice la 'rosada y rellenita' Alya, la destinataria de las cartas de amor de Viktor Shklovsky.


Escribiendo sobre ella, persigo desde la oscuridad del olvido mis propias imágenes, pero ellas a la vez nos son comunes. Aun si en un momento no está en la foto, ella está presente.


Mirando las fotografías en los álbumes me doy cuenta de la simetría entre las fotografías y la memoria. Allí donde se acaban nuestras fotos comunes (y empiezan mis fotos del colegio, mis fotos de los veraneos en el colegio, mis fotos con mis amigas) se acaba la zona del recuerdo. Desde ahí, como si no me acordara de nada más. Como si únicamente las fotografías comunes fueran garantía de cualquier recuerdo. Ahí donde nuestras fotos se dividen (cada vez más numerosas las mías y cada vez menos numerosas las suyas) empieza la zona gris del olvido. quizá me acuerde de los hechos (aquel año viajamos de aquí o allí, aquel otro cambiamos eso o aquello), pero ésos ya no producen imágenes".


Página 123 del libro: El Museo de la Rendición Incondicional

Dubravka Ugresic


Noemí Mejorada at 9:00 PM

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Wednesday, April 18, 2007

Es el verano que esperaba


Es casi como volar entre el azul del arcoiris y el naranja intenso que lanza en tenues destellos el sol. Como si durmiera cálidamente en el contorno de tus ojos. Es tan parecido a la intranquilidad, que hace de mis nervios un puñado de añicos. Es lo mismo que encontrarme sentada a tu lado y suspirar toda una mañana. Es temprano y la tarde se interna en lo más profundo de mis pulmones.

Es el verano que esperaba, pero es también la dulzura vuelta besos ligeros.



Foto: Kaneda99

Noemí Mejorada at 11:55 PM

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Thursday, April 05, 2007

La dulce vida


Me dispongo a vivir de amor. Respirar dulcemente su amargura; partir en dos el corazón seco y remojarlo en una taza de café.

Estoy llena de mariposas que arden en mi estómago; de destellos de luz que se escapan en cada sonrisa que se me planta en la boca.

Y paro de reír para comenzar a llorar. Y también me tiemblan las manos.

He dispuesto todo para comenzar a vivir de amor. Para aprender a caer en seco; para que me suden las manos.

Voy a colgar del corcho de pared el corazón para que lata con más fuerza. Exponerlo ante los ojos de cualquiera; sonrojarlo con la dulzura de las palabras que trae consigo el viento.

Pienso dejar que mi cuerpo flote en el vaivén de todos los vértigos. Permitir el asco en la garganta y la inseguridad ante el espejo; reprimir el llanto y tallarme fuertemente las manos contra el vestido.

En este momento deseo fuertemente un algodón de azúcar y tres cafés en medio del silencio.

Dejo plantada la certeza en la maceta que adorna mi ventana. Estoy dispuesta a llorar al ras de la cama; a pasear en coche, mirar por la ventana, y dibujar corazones en el vapor del cristal.

Mimí
Foto: Lilya Corneli

Noemí Mejorada at 11:43 PM

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Tuesday, April 03, 2007

Amarillo arenoso



Estoy sembrando en medio del desierto. Nadie me ha dicho porqué me han salido arrugas mientras espero. Reverdecer, con este sol tan maravilloso, espero…

Estoy esperando mientas me lleno de arrugas. Y el desierto no reverdece. Me miro al espejo y la comisura de mis labios se ha llenado de nuevos pliegues.

Estoy esperando a que las arrugas me expliquen su extraña procedencia. Me he propuesto que el desierto reverdezca y no me iré de aquí hasta que lo haga.

Me encuentro sentada en la silla acostumbrada. He guardado ya la canasta con semillas. Mis párpados me impiden ver la puesta del sol. Al parecer, se han caído.

Me sobra ya el amarillo arenoso del que se ha cubierto todo. Cierro los ojos y me parece que me evaporo. El torrente sanguíneo que corre por las venas de mi cuerpo se funde con el sol del mediodía y yo me disperso en el aire seco.

Espero siempre y cuando las semillas no se agoten. Cuando la canasta se vacía, y me doy cuenta de que mi desierto sigue seco, saco las semillas de los huecos y relleno la canasta. Y espero también mejores tiempos.
Foto: Al Magnus

Noemí Mejorada at 10:13 AM

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