Wednesday, June 04, 2008

Magnífica o de las extrañas oraciones y su relación con los misteriosos tiempos de la naturaleza


- Ay no, estas noches de pre-lluvia si que me hacen sentir lo que es el miedo.

- Ay, a mi también. ¿Escuchas cómo silba el viento? ¡Uy! ¡Se me puso la piel de gallina!

- ¡Hey, ya empezó a llover!, ¿No te acuerdas cómo iba la Magnífica? Ay no, ya está cayendo granizo…

- ¿La magnifica? Ah, si, claro… ay no, no la recuerdo…

- Deja de asomarte por la ventana. Siento que el granizo va a reventar uno de los cristales.

- Ay ya, déjame…

- Se te va a salir un ojo con un cristalazo… ¡ojalá, por payasa!

- Ay, ya cállate y mejor haz memoria. ¿Cómo iba La Magnífica?

- Mmmm, pues no, no me acuerdo; pero seguro que está en uno de los cajones del ropero. Espérame, deja voy a ver. Y ya aléjate de la maldita ventana, que me da más miedo.

- ¡Ay maricona! Que rico huele… a pura tierrita mojada.

La pequeña hundió la nariz en una de las pequeñas cajas que se encontraban en el ropero de la recámara de su abuela. Entre decenas de papeles la encontró. Bajó de prisa con la estampita religiosa en la mano y se arrodilló junto a su pequeña hermana.

- Ya está. Repite conmigo: Glorifica mi alma al señor y mi espíritu se llena de gracia al contemplar la bondad de Dios mi salvador porque ha puesto la mirada en la humilde sierva suya, pues ha hecho en mi favor cosas grandes y maravillosas…

Las pequeñas rezaban juntas al unísono, mientras tanto, el viento soplaba fuerte afuera. Una de las puertas se azotó contra la pared. Las dos jovencitas dieron un brinco enorme.

- No la estamos diciendo bien… ¿porque llueve tan fuerte?

La puerta regresó a su sitio lentamente impulsada por un leve soplo de viento. Era como si mientras más invocaran a Dios, éste decidiera enviar con más fuerza aquella gran tormenta.

- Infinitamente santo, cuya misericordia se extiende de generación en generación, a todos cuantos le temen extendió el brazo de su poder y disipó el orgullo de los soberbios trastornando sus designios, desposeyó a los poderosos y elevó a los humildes. A los ricos los dejó sin cosa alguna. Exaltó a Israel, su siervo, acordándose de él por su infinita misericordia y bondad. Así como lo había prometido a nuestro padre Abraham y a todos sus descendientes…


Entonces un fuerte trueno retumbó en toda la casa. Y un relámpago iluminó la oscuridad en la que se encontraban las pequeñas, pues minutos antes, la tormenta había provocado un apagón en toda la casa. Con la mirada de lechuza y las manos temblorosas, se tomaron del brazo y fueron hasta donde se encontraban las velas. Encendieron una con el fuego de la estufa. Regresaron a la ventana y se quedaron muy quietas. Parecía el día del juicio final. Ellas continuaron pero la lluvia no cesaba, entonces comenzaron a llorar.

Era una noche fría y oscura. Era una noche llena de ausencias. Era una noche de lluvia intensa e infinita. Era como si la lluvia de todos los días pasados se resumiera en una sola tormenta. En la tormenta de esa noche. En la intensa marejada de agua que se resbalaba por los cristales de la ventana frente a los ojos de dos pequeñas que oraban con fidelidad.


- Parece que nunca va a dejar de llover. ¿Sigo rezando?

- Si, sigue…

- el que es todopoderoso y su nombre es infinitamente santo, cuya misericordia se extiende de generación en generación, y así nos libre y defienda de accidentes, huracanes, tornados… rayos y de todo mal…


Entonces cesó la lluvia, la luz se encendió en cada lámpara y las ventanas dejaron de crujir como puertas enmohecidas. Las niñas se abrazaron fuerte. Era como si la mano de Dios les hubiera encendido cada apagador. Salieron a la calle envueltas en sus camisones color blanco, sin zapatos. Y de repente se sintieron muy contentas. Corrieron hacia la habitación y se pusieron a hacer barcos de papel. Encendieron la luz de la cochera y, tomadas de la mano, soltaron uno a uno los barcos en el riachuelo que había dejado, en las calles, la lluvia.



Para la más bonita persona que he conocido y que se quedó a dormir en mi corazón… por hacerme creer en todo aquello que no se puede ver, por haberme hecho la vida feliz…
Fotografía: Al Magnus

Noemí Mejorada at 6:50 PM

9comments

9 Comments

at 7:13 PM Anonymous Anonymous said...

Y a mi también...felices...tan grande era su fe...era como mágica, fuimos tan afortunadas, mucho muy afortunadas de tenerla.
Ah! no te puedes olvidar de la novena, con esa era problema resuelto, jaja...
Ah, ya estoy llorando otra vez...
Lindo cuento,me encantó.

 
at 7:48 PM Blogger Vala Sailhin said...

Pues levanto la copa, siendo tan poco lo que se puede decir. Esas mujercitas que sin ser nuestras madres se comportan con tal, pero más puras, más amigas, más autenticas porque no temen decepcionarnos. Que nos aman sin la responsabilidad de hacernos "personas de bien" pero sí "personas bien amadas". Que al paso del tiempo, tal como los ciclos dan tormentas, comienzan por volverse pequeñas de nuevo, y se cambian los papeles. Salud porque tenemos tiempos de cuidarlas como ellas lo hicieron con nosotros. Salud por ser afortunados de haberlas tenido, bien dices rota, bien lo dices tú. Yo soy afortunada como ustedes, y como ustedes sé, aunque aun no lo siento, que como la lluvia llega también se va. No me queda más que dejarles un abrazo, a las 4 ustedes todas bonitas. Y, por cierto, la Magnífica a veces sí cura las tormentas!, sólo a veces!...Un beso mujer, y mi N.F.

 
at 8:13 AM Anonymous Anonymous said...

hai mimi ke boniito kuento, me hiz0o akordarme de muchas cosas kuando eramos pekeñas...¡haii mi abueliita! kmo extraño esos momentos.. yo rezaba la magnifica para que mi mama llegar por mi temprano al colegio matel jaja. bueno mi abuelita me dezia ke ziempre daba resultado jaja.. pero en fin yo la seguire rezando siempre y sobre todo en este tiempo de lluvias ke me akuerdo mucho de ella...

 
at 12:42 PM Blogger Samantha said...

Es un cuento hermoso, yo no tuve abuelita, cuando nací ya se habían ido, sin embargo mi madre dice que mi fascinación por los chilitos, mi sazón culinario y mis tendencias medias brujildas, son de ella, si eso es verdad, bendita abuelita que me dejó las cosas chidas con las que disfruto tanto la vida y que de llamarse Nicolasa se cambió el nombre a Escolástica para ser más glamourosa, jajajaja.

De la Magnífica, tengo varias historias buenísimas, ésas se las debo a mi madre que siempre que tiene oportunidad mete una de esas estampitas en mi bolsa "aunque no creas", me dice, "aunque seas psicóloga sirve", y si supiera que en ésas noches de pre lluvia y soledad la he rezado para sentirme junto a ella. Ay¡¡, ya estoy llorando.

En fin, ya pá acabar esta carta, te dejo un abrazo enorme, no me cabe en él todo lo que quisiera decirte a ti, a tus hemanitas hermosas, a sus corazones. Te quiero mucho.

Hermoso, hermoso post. Me llegó hasta los huesos. Besos y abrazos.

 
at 7:18 AM Blogger YaYa said...

Falto yo!!
Que decir.. tantos recuerdos tan hermosos... tanta falta que nos hace mi abuelita.. a todos... ijoles, no, esa voz tan tierna...
mmm... no se que decir... mimi, ahora si me quede sin palabras... que lindo cuento...
para nuestro recuerdo...

Las quiero hermanas... y muchoooo...

 
at 10:16 AM Blogger Seymus said...

simpático cuento, yo también hacia barcos de papel, por imitación a mis hermanos mayores, pero a mi se me ocurrió prenderles la punta y eran barcos con incendio incluido

 
at 4:40 PM Blogger LINO FONTANA said...

Dejar recuerdos tan entrañables que constituyan igualmente grandiosos tesoros, es un regalo que sólo pueden legar personas que durante su vida conocieron La Belleza.

Su ejemplo nos enseña a aspirar con lo mismo y hacer esfuerzos por encontrarla en nuestras propias vidas.

Gracias a ésas personas, y bienaventurados los que estuvieron o estuvimos cerca para contemplar semejante plenitud.

:)

Te mando un abrazo.

 
at 7:29 PM Blogger jerónimo said...

estaban tan asustadas como lo estuve yo cuando vi el cambio radical de diseño de este blog?

 
at 10:37 PM Blogger Juan Carlos Gutiérrez Mercado said...

Hola, linda Mimí!!!

Supongo que éste es el cuento de la abuelita. Ánimo, que ahora ella te cuida desde arriba, y en estos días de lluvia ella te arropará y rezará por ti. Entre ella y mis bisabuelos traen el mega desmadre por allá. Jejeje

Sigo triste, chaparrita. Necesito que me abrazes y apoyes con alguna de las dos opciones. O nos amamos o destruímos al mundo... O podríamos amarnos mientras ejecutamos la venganza, buahahaha!!!

Por fin regresé al mundo blogger. Ya estoy escribiendo, así que te espero por allá.

Besos, bonita, ambos los necesitamos aderezado de un fuerte abrazo. ¿Va?

JC

 

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