Tuesday, October 14, 2008

Mátame


El cielo estaba todo gris y la lluvia caía en un torrente casi apocalíptico. Los árboles se mecían impulsados por un viento helado y daba la impresión de ver sus ramas rozando el piso. Ese viento, en la libertad más absoluta, se había puesto a silbar. Y silbaba tanto, que daba miedo escucharle de cerca. Estar ahí, sentirlo tocar el cuerpo, era algo parecido a saberse inherente a su fría oscuridad; como haber pertenecido desde siempre a ella.

El cableado de la electricidad de la calle había hecho corto circuito y lanzado una gran cantidad de chispas debido al contacto con un rayo que había caído del cielo, como luz de bengala. En medio de la oscuridad, la explosión hizo las veces de un gran fuego artificial iluminando una noche de fiesta; una fiesta llena de ausencias, pues nadie estuvo ahí para apreciarla. Nadie estaba cerca. Era de noche y la calle yacía solitaria. La puerta de la gran fábrica abandonada parecía haber estado cerrada desde siempre; olvidada en su grisácea existencia. Incluso las casas daban la impresión de estar solas, de tener un millón de años en una soledad entera.

Por las calles corrían riachuelos. Bajaban por los batientes y se escurrían directamente en el piso de concreto tal y como lo hacen los ríos que corren sobre rocas bajando una pendiente peligrosa; como la fuerza de una corriente empecinada en recorrer la noche. Los automóviles estacionados permanecían mudos; eran como grandes sombras estorbando a la vista. Por fortuna nadie estaba cerca, así que pudieron quedarse así de quietos sin restarle visibilidad al paisaje. Todo era nubloso, todo era parte, ya, de la lluvia.

La permanencia de la gran sombra que se había apoderado de la calle completa sólo se modificó cuando un par de luces amarillo ocre se dejaron diluir en los riachuelos del piso. Provenían de un auto que se acercaba a 40 kilómetros por hora. El color verde opaco que engalanaba al auto se perdió de inmediato entre la negrura del ambiente convirtiéndose, inevitablemente, en una sombra más. Había dejado atrás la última farola con vida, junto con su color natural. Se detuvo frente a la fábrica, apagó el motor y guardó el más cauteloso silencio.

La tormenta no cesaba y el cielo se oscurecía cada vez más. La fábrica estaba empapada; las sombras de los autos, también. Todo era lluvia, todo era agua. Dentro del auto que acababa de estacionarse se encontraba un hombre. Estaba sentado frente al volante y vestía un traje gris oscuro y corbata tinta con líneas negras, muy delgadas, que atravesaban la tela de manera transversal. Calzaba unos zapatos de charol negro y su camisa blanca lucía una higiene envidiable. No traía puesto el saco pues al parecer dentro del auto hacía un clima agradable. Sería, sin duda, el aire acondicionado. Observaba detrás de los cristales empañados. Esperaba.

La lluvia seguía cayendo fuerte haciendo un ruido como de fin del mundo. Dentro del auto sonaba Rain Dogs en perfecto juego con la noche. Entonces el aullido lejano de un perro callejero se mezcló con el sonido del aire caliente circulando en el interior del auto. El hombre sonrió, sacó un peine del bolsillo de su pantalón y lo pasó por su cabello recién lavado.

Después de veinte minutos de espera arribó un segundo auto. Su luz iluminó un fragmento de calle lo suficientemente amplio como para permitir que el hombre de la corbata tinta pudiese observar con atención su llegada. Éste se preparó para salir, no sin antes esperar a que el nuevo automóvil se estacionara por completo. Observó de lejos, con los ojos muy atentos, con la boca contraída en una mueca. El hombre que llegaba bajó del auto y con una bolsa de plástico intentó cubrirse un poco de la tormenta. Se dirigió a la cajuela, la abrió, y metió la cabeza en ella. Al parecer buscaba algo. Fue entonces cuando una mano cerró con fuerza la portezuela golpeándole el cuello y la nuca. Su garganta se destrozó casi por completo impidiéndole respirar libremente. Cayó al suelo. Con sus manos intentaba ayudarse a respirar, apretandose el cuello. Fue por eso que no pudo detener los golpes que comenzó a recibir en todo el cuerpo. Su atacante lo pateó por todos lados hasta dejarlo inmóvil. Tirado, comenzó a llorar mientras pedía, con mucha dificultad, piedad. Con la bolsa que había quedado tirada en el piso, le cubrió la cara presionándola con mucha fuerza. La asfixia invadía ya por completo el cuerpo inmovilizado; sólo un ligero movimiento del pie izquierdo actuó a manera de defensa; pero era inútil. Poco a poco, el cuerpo fue cediendo. Finalmente, un disparo certero sobre en el rostro consumó el destino de aquella noche. Con una de sus manos -pues la otra sostenía aún la pistola-retiró el plástico ensangrentado y lo enjuagó en el riachuelo que corría a su lado.

La calle volvió a quedar vacía luego de que el cuerpo inerte fuese retirado de la escena para ser introducido a la cajuela que ya lo esperaba con las puertas abiertas. Fuera de la fábrica lo único que pudo observarse después fue la sombra de un auto estacionado. La lluvia comenzaba a cesar. Con el peine que había guardado en el bolsillo del pantalón, el hombre de corbata tinta se peinó el cabello ahora empapado. Guardó la bolsa de plástico en su auto y se trepó en él; Rain dogs seguía sonando. Arrancó y partió. Después de todo, esa era una fiesta llena de ausencias y ahí no había nadie para festejar con él la pulcritud con la que había llevado a cabo su tarea. Se detuvo un instante, sacó las manos por la ventanilla y las lavó con el agua de lluvia. Sus pecados estaban perdonados, incluso antes de ser cometidos, lo sabía, siempre lo supo. Con una sonrisa en los labios, aceleró; subió el volumen y se perdió en la oscuridad de una tormenta que estaba ya por terminar, igual que la cajetilla de cigarros que yacía en la guantera. ¡Era cierto, había que hacer una parada antes de llegar a casa, comprar una nueva!… o no, quizá lo haría al día siguiente… después de haber leído el diario.



Foto: Eugenio Recuenco

Boomp3.com

Noemí Mejorada at 11:08 PM

22comments

22 Comments

at 7:56 AM Blogger Noemí Mejorada said...

This comment has been removed by the author.

 
at 7:59 AM Blogger Vala Sailhin said...

WAouuu!!!....Estoy impresionada, mhm, mejor sí, este cuento no me lo dediques...

Esta innovación de los clips me encantó...

Buena música, buena lectura, qué más se puede pedir está puta mañana???
...

En fin, estrellita baby...

TE quiero

 
at 10:46 AM Blogger Kiddo said...

Una tormentosa noche en la que todo puede pasar. Las noches así, cuentan las mejores historias. Las chicas como tú, hacen que esas noches nos envuelvan al ir leyendo, y las chicas como yo aman la lluvia nocturna.
Gracias por el excelente momento que acabo de pasar leyendo esto.

 
at 1:29 PM Blogger Unknown said...

Pués no se. A mi tu link me funciona a la perfección:
http://larotabeauvoir.blogspot.com

Por cierto, aunque agradezco el cumplido no me llames "señor", me hace sentir mayor, (bueno más mayor), je , je. Aunque reconozco que es una bella forma de expresarte. Puedes llamarme Jose Antonio, Jose,... bueno, tu misma.
Saludos.

 
at 4:32 PM Blogger Pete...! said...

Ájalas, después de tanta ausencia por fin la novedad de esta historia nocturna.

La música de Tom Waits está al punto, casi sentí que había mirado un film noir con este matón que aparte de todo gusta ufanarse de sus asesinatos mirándolos en el periódico.

Me gustó el ambiente con lluvia, bien dramático...

:)

Saludos Mimí!!!

 
at 1:08 AM Blogger Unknown said...

Con esto concluimos que "Rain Dogs" es de larga duración.

Saludos!!!!!

 
at 1:35 PM Blogger Samantha said...

Muy buena historia, me sentí como una testigo, creo que yo estuve en el lugar de los hechos, escondida en unos botes de basura, como gata callejera. Me fascinó el soundtrack que elegiste para este cuentito, es hermosa la canción.

Besos¡¡¡ eres el orgullo de la familia, la oveja escritora más pechocha :D

 
at 5:18 PM Blogger Noemí Mejorada said...

Reina: mira, puedo dedicártelo sólo si (de a mentis) tu eres la asesina y que dizque yo te había mandado a hacer un trabajito... porque yo era tu jefa gangster... va???

Kiddo: Muchas muchas gracias por tu comentario... you are so sweet!!! un abrazo... fuerte!

Josean: Ok... josé... ya está, cero formalismos... jeje... un abrazo!

Pete: es que la lluvia da miedo... y qué mejor escenario para llevar a cabo un asesinato...

gracias, como siempre, por venir a verme... tus visitas me alegran el dia...

abrazo!!!

Mr. Cougar: Milagro que se digna usted a venir por acá!!! que gusto!

un saludote!

Pami: ay nenaaaaaaaaa... soy la oveja negra...

:(

te quierooooooooooooooooooooooo!!!

 
at 2:38 AM Blogger Liberto Brau said...

Liberto Brau, del clan literario de Pau Llanes (Arterapia Sentimental), les anuncia e invita a la inauguración de su blog “Amanece púrpura”. Se trata de una novela en proceso que el autor irá publicando capítulo a capítulo, semanalmente, si se cumplen sus expectativas tanto de lectores como de apoyos en sus comentarios. Para ello recomienda leer entre otros textos de introducción el “Acuerdo del autor con sus lectores”. Ojalá la lectura de este primer capítulo de “Amanece púrpura” les agrade lo suficiente como para motivar sus palabras y comentarios, sostener la espera de nuevas entregas mientras tanto y formar parte de su lista de blogs favoritos. Gracias por su atención y curiosidad, por su lectura, por sus palabras… Y disculpen esta entrada así de sopetón en sus casas; no quiero que crean que lo utilizo como un tablón de anuncios… Me tomé la libertad de hacerlo por la confianza y hasta cierto punto complicidad que me da habernos leído algún día (aun anónimos y silenciosos) y por la oportunidad que nos brindó Arterapia Sentimental para encontrarnos alguna vez en nuestra dispar vida de bloggers… Liberto Brau

 
at 7:03 AM Blogger Vala Sailhin said...

qué tal!!!---

Oye, ponte a trabajarts!!!...este post ya tiene mucho, y musicalizado porfita!!!...

 
at 7:15 AM Blogger Vala Sailhin said...

estoy esperando la anunciada story!!...es más te veo a mandar una canción que creo le quedará...

 
at 10:16 AM Blogger Kiddo said...

Extraño leerte, ya cuentanos algo, si, porfis, don´t be cruel.

 
at 8:27 PM Blogger Pável said...

CAJA CHINA



"¡Era cierto, había que hacer una parada antes de llegar a casa, comprar una nueva!… o no, quizá lo haría al día siguiente… después de haber leído el diario."

Leyó el cuento varias veces. No supo cuántas, más bien pocas, por su bien, por salud mental. Posó sus ojos en el relato con la misma atención con la que un niño mira los prodigios que él, en lo corto de su saber y en lo amplio de su imaginación, sólo puede atribuir a la magia. Se sintió avergonzado, mínimo, con los dedos engarrotados y el cerebro entumido. Las ganas de escribir se quedaban estancadas en los antebrazos, en los codos, y ahí decidieron instalarse para pudrirse a placer, produciendo los agrios fermentos que son las frustraciones literarias.

Cada que volvía a leerlo, era lo mismo; flancos completamente cerrados, filas de letras irrompibles, una frase escoltada por otra más fuerte y un final sin un centímetro delante al cual asirse. Decidió no repasarlo más, le hacía daño. Últimamente había leído con bastante más celeridad que lo acostumbrado: Bradbury, Ende, Somoza, Serna, Ende otra vez. Antes leer era un acto comunión entre similares, donde Pablo accedía a un círculo de hombres y mujeres que estaban sí en escalones más altos que él, pero seres de la misma especie. Se imaginaba sus dolores como propios. Entendía los dilemas metafísicos de Ende, la frustración de Serna ante la realidad de su país, los temores humanistas de Bradbury. Y los vivía.

Ahora, la hoja blanca de su procesador de textos no era sino un espacio glaciar, un limbo helado y cuadrangular sin norte magnético que acudiera en su auxilio. Los apellidos de los autores, desde el podio inalcanzable de los lomos de sus obras favoritas, le parecían burlones. Esperaba que en cualquier momento alguno de ellos le gritara: “Martínez, tráeme un café bien cargado, ¿qué no ves que tengo que escribir otro Best Seller?” Y él asentiría con la cabeza baja y los ojos de sabueso resignado.

Le gustaba jugar con su amiga la Bovary, una mujer cuentera. Desde la primera vez que la leyó, sintió una empatía singular con su manera de enhebrar las ideas y de conducir al lector al matadero. Decidió versionar un relato suyo, completarlo con retacitos de su propia imaginación, como cuando, con pedazos de sus playeras viejas, le ponía cola a los papalotes que hacía su hermano. En realidad para Pablo eso era escribir: tomar trozos coloridos de sus experiencias, atarlos uno a otro, y echarlos a volar para verlos flotar y a veces perderse en la lejanía.

Un par de veces recurrió a ese juego y su ahora amiga respondía favorablemente. A la cuentera de los relatos pulimentados le habían gustado las versiones de Pablo, y él no podía ser más feliz. Así empezó entre ellos una complicidad sonriente; La Fragmentada Bovary escribía en su blog una historia, y Pablo el Exagerador le contestaba con lo que mejor sabía hacer: mentir y exagerar. Hasta que llegó el cuento, este cuento, que ahora de forma inexplicable le era imposible contestar.

El relato en cuestión era escabroso, contundente, de esos que ponen la piel de gallina y que recrean la madre de todas las oscuridades. La Fragmentada supo describir una noche húmeda que hizo sentir a Pablo calado hasta los huesos; describió un asesinato y Pablo se sintió tocado en su interior por el intruso de plomo y pólvora. La fuerza narrativa había sido extraordinaria, de una crudeza que incluso le dolía. No era un dolor metafórico ni alegórico, realmente le dolía.

El reto esta vez era difícil, pero como nada le insulta más a un exagerador que aceptarse derrotado. Decidió que crearía un cuento a la altura de las circunstancias. Esta vez dejaría de sentirse impostor y se convertiría de verdad en escritor, se ceñiría perfectamente el título que antes le quedaba tan grande y lo hacían ver como un clown lastimoso.

Pero una cosa era decidir hacer algo en un tono de heroísmo teatral, y otra cosa concretarlo. Otra vez el cursor parpadeaba en su afán de vertical intermitencia, y el exagerador no tenía ninguna palabra que fluyera. Era extraño. A los escritores suele pasarles eso con frecuencia, es lo que se conoce con el nombre de bloqueo creativo. Pero Pablo era un exagerador, uno de esos charlatanes verborreicos que pueden seguir parloteando hasta la demencia. No entendía lo que estaba pasando y comenzó a sudar frío. ¿Por qué no podía escribir? ¿Por qué nada le salía de los dedos? Vargas Llosa, Cavafis y ahora también la Bovary se reían de él, como obviando el sentido de un chiste que él continuaba sin entender.

Le llamó a Vico.

- Dime una de tus pendejadas. La de la ardilla gigante intergaláctica o lo que sea.
- ¿Uh?
- Sí, dime lo que sea. Hazme reír, di alguna de tus joterías, o algo que hayas visto en la tele o que te haya pasado en el trabajo.
- ¿Te sientes bien? Te oigo alterado. Como si no fueras tú. De seguro volviste a coger sin condón y ya te dio cruda moral ¿verdad?
- Imbécil, ya te habías tardado en hacer uno de tus pinches chistes. Pero qué bueno, síguele.
- Pues yo pensé que me hablabas por lo de mi compu. ¿No se supone que ya me la ibas a devolver hoy? Ya te arreglaron tu lap, ¿no?
- Puta madre, neto que se me pasó. ¿Te urge?
- Sí, tengo que hacer tarea todavía para mañana, antes de pasar al despacho.
- ¿Andas en tu depa o todavía en la casa de tus papás?
- En la casa de mi mamá. Ya no es de mis papás, ves que gracias a mí ya nos chingamos la casa bien a gusto. Jajaja. Está bien, eso le pasa al ruco por ojete.
- Jajajaja, eres una mierda. ¿Entonces qué, te la llevo para allá?
- Pues sí, no pensarás que encima de que te la presté yo voy a ir por ella, ¿verdad?
- Está bien perra, nada más porque te portaste buena onda prestándome cuando la necesitaba. Además también necesito despejarme un poco.
- Pero no te tardes chingá, ya ves que está lloviendo bien pinche feo y en una de esas se va la luz y ya no acabo mi tarea. Ves que acá mi mamá no tiene no brake.
- Bueno, ya me lanzo. Nos vemos perra.
- Bye perrunchis.

Realmente esa amistad le hacía bien. Pablo y Vico eran tan diferentes como sólo podían serlo un comunicólogo con ínfulas literarias y un abogado. Antes, cuando quedaban de verse en el metro, la gente los miraba raro por el dúo tan simpático que formaban: un jovencito delgadísimo, de traje elegante y cara de mamila, junto a otro chico un poco mayor, con varios piercings en la cara y actitud de mataputos. Aunque en realidad ambos eran putillos, y les valía madres que la gente escuchara sus charlas sobre hombres, ropa y películas de drama adolescente. Sólo en apariencia se insultaban y se llevaban pesado, ese era el código implícito que nadie, más que ellos, podía entender.

Ahora los dos tenían auto así que ya no había necesidad de que la gente los observara como los bichos raros que en realidad sí eran. Pablo hubiera podido conseguir que Vico fuera hasta su casa a recoger la computadora que le prestó cuando su laptop se descompuso, al final y al cabo el de la necesidad era él, pero decidió que, envuelto en su pose de buen amigo, atravesaría la ciudad en medio de la lluvia torrencial y le llevaría la computadora hasta Tlalnepantla, donde vivía su mamá.

Conocía el ritual: Vico lo esperaría estacionado afuera de la unidad habitacional, porque ir al departamento de su madre no era buena idea. La mujer lo odiaba porque, según ella, gracias a Pablo su hijo se había descarriado. “Si supiera que su hijo ya estaba más recorrido que la autopista del Sol en Semana Santa”, pensó Pablo, y se carcajeó como idiota, como siempre que se acordaba de todos los chistes locales que tenía con su mejor amigo.

Atravesó la zona industrial, siempre gris y fea, y se sintió afortunado de vivir al sur de la ciudad. Las construcciones le parecían familiares pero de un modo distinto, como si las viera a través de un retrato o de un recuerdo nebuloso. Se dejó de chaquetas mentales y se estacionó: el auto de Vico ya estaba esperándolo quién sabe desde qué horas y ya hasta podía oír los reclamos de siempre: Claro chingá, como tú nada más te haces wey todo el pinche día, como no tienes un trabajo real, como te pagan un chingo de varo por hacer pura pendejada… Así que lo mejor era apurarse a sacar la computadora de la cajuela.

Abrió el seguro eléctrico del portaequipaje. Vio a Vico desde el retrovisor y no tenía cara de enojado, estaba extrañamente sereno. Menos mal. Se puso encima de la cabeza una bolsa de plástico para cubrirse de la lluvia y se metió en el bolsillo otra para cubrir la computadora. Salió del coche pegando un brinco para sortear el riachuelo que se había formado gracias a una coladera tapada y se dirigió hacia la cajuela. Estaba agachado buscando el CPU, cuando de repente una certeza le hirió la mente como un relámpago y por primera vez todo estuvo claro para él. Estaba completamente helado. El coche verde de Vico, la lluvia torrencial, la noche impenetrable, el asesino que fumaba, como ese mejor amigo abogado al que miles de veces le había pedido que apagara su cigarro cuando estuviera en su departamento. Y claro, esa corbata tinta que él mismo le había regalado en su cumpleaños

Sin poder moverse escuchó los pasos que se aproximaban tras de sí y se supo muerto. Había utilizado sus últimos segundos en resarcir las heridas de su ego de escritorzuelo, antes que ponerse a salvo. Supo de inmediato que no había podido escribir ese otro final, porque antes alguien había escrito un final para él.

***

Había utilizado sus últimos segundos en resarcir las heridas de su ego de escritorzuelo, antes que ponerse a salvo. Supo de inmediato que no había podido escribir ese otro final, porque antes alguien había escrito un final para él.

- Puta madre, hasta que me salió algo, chingá.

Pablo al fin descansó, tomó un sorbo de la botella de agua Bonafont que tenía sobre el escritorio y al fin se sintió liberado de su bloqueo. Era como si al escribir el cuento pudiera volver a los ojos a La Fragmentada, para recordarle que estaban de igual a igual, y que si no había escrito una respuesta a su último cuento no era por falta de ganas, sino porque sentía que últimamente su cabeza de embustero no daba para más.

No tuvo tiempo de hacer la edición; pasaban de las diez de la noche y había quedado de verse a las diez y media con Héctor. Probablemente en el camino le hablaría a Vico para contarle que lo había convertido en un personaje de sus cuentos y que había incluido su estúpido chiste sobre la ardilla. Se reirían mucho. Y La Fragmentada entendería que si encontraba errores en la redacción, aberraciones ortográficas o incongruencias en la continuidad narrativa, era porque el cuento había sido escrito de una sentada y su compañero de juegos moría por mandárselo tal cual.

 
at 8:29 PM Blogger Pável said...

Y es cierto, ya no tengo tiempo porque tengo una cita, jojo, pero después te paso el texto con las itálicas como se deben, ya que los comments no las admiten.

Besos enormeeeeeees.

 
at 9:52 PM Blogger Noemí Mejorada said...

NO MAMES PAVEL, ME QUEDE FRÍA... (ahí discúlpame el "MAMES", soy una pelada... no me pude contener...) eres mejor que el compañero de cuentos con el que soñé en mis más lúcidas noches de ensueño... me dio miedo Pável... te lo juro... porque no quería que nadie te matara, y menos de un cajuelazo...

:(

Oye, ya me imagino la cara de tu amigo cuando le contaste... o peor aun... cuando se leyó y vió en los pies de una asesino...

Y sabes? pensé, durante días, que quizá el cuento no te habría gustado, o que tal vez ya te habría enfadado jugar conmigo...

Pero no! y que bonito... este finde voy al df... vas a tocar en el maracana o el marraquech o como se llama??? jaja... puedo ir a verte de incógnita???

Un abrazo fuerte... espero que podamos seguir jugando asi de padre...

PD: Escribes bien chingón! y sabes que? que yo también me siento identificada con esa manera tuya de narrar... jeje...

 
at 8:52 AM Blogger Noemí Mejorada said...

Pavel: Ay, que feo comentario te escribí todo lleno de errores... fue la emoción...

jeje...

Kiddo: ay chula, que linda que vienes a verme!!! ya verás no tardo mucho, dame una semanita!!!


;)

Beso!

Chica galáctica: y ni te imaginassss!!! jojojo!!!

 
at 10:33 AM Blogger Pável said...

Jajajaja, yo también regresé sobre mis pasos en el cuento y ya vi unos errorcillos por ahí, pero ya luego haremos las precisiones pertinentes.

Qué bueno que te gustó, en realidad andaba en un bajón raro por la vergüenza de no haberte respondido, y es que no tenía una respuesta que estuviera a la altura.

¿Sabes? No había decidido el final del cuento hasta que Víctor, mi mejor amigo, me habló y me contó el chiste de la ardilla gigante. Entonces le dije: "wey, estaba intentando inspirarme, gracias, ¿eh?" cuando de repente todo se iluminó y el final se escribió a sí mismo.

Con respecto a lo del Marra, sí, estaré tocando el sábado, y no te perdonaré que vayas de incógnita, ¡porque en realidad tengo ganas de darte un abrazo muy apretado!

La dirección es República de Cuba 18, súper cerca de Plaza Garibaldi, para que le caigas, y si tienes alguna petición musical, veme diciendo para que te la tenga listísima para ese día :D

Qué emoción, jojojo.

 
at 3:36 PM Blogger Noemí Mejorada said...

Ijoles, pos a mi me encanta "estrechez de corazón"...

;)

 
at 8:48 PM Blogger Unknown said...

Nohemí querida, dirás que es el colmo que hasta ahora me digne revisar tu blog. Es verdad, soy demasiado distraído, no hay nada que hacer. Pero mejor es tarde que nunca. Me gustó este cuento, no sé por qué, tal vez por la lluvia o por el tono en el que lo cuentas. Pero más me gustó la imagen de Alba dibujando un círculo negro en la pared. Regresaré de vez en cuando a leerte. Un abrazo colombiano desde la Argentina (ojo, soy de Bogotá y sólo llevo cuatro meses en Buenos Aires)

 
at 10:40 AM Blogger Noemí Mejorada said...

Andrezzinho: Pues si, más vale tarde que nunca, que bueno que te diste una vuelta por acá... ya está corregido el error de tu nacionalidad, disculpa; es que en tu perfil dice "Argentina" jeje...

Un abrazo!

 
at 7:08 AM Blogger cervantes said...

pfffttt... muy bueno rotaza !!

no podia esperar menos mujer !!!...

en abrazo enorme !!...

muy buena la rola ehhh..

:)

 
at 11:51 AM Blogger Noemí Mejorada said...

Ademyr! qué milagro muchacho! qué gusto saber de ti otra vez...

Gracias por pasar a este tu blog... ahorita mismo me voy pal tuyo, qué supongo que ya está actualizado...

besitos!!! chaoooooooooooooooo!!!

 

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